domingo, 27 de octubre de 2013

LA HISTORIA DE JUANITO LINGO

LA HISTORIA DE JUANITO LINGO


Hace tiempo había un turista que navego en un yate por las islas Salomón, y llegó a la isla Keniwata. Había decidido pasar unos días ahí; quería pescar, comprar artesanías y, quizás, unas perlas. 
Por lo tanto, decidió buscar un guía de turistas y le recomendaron a Juanito Lingo; cuando preguntaba por Juanito Lingo todos los hombres se reían y decían: "Sí, tú lo necesitas".
Entonces llegó a una tienda que pertenecían a un paisano suyo de Chicago, y le preguntó por un guía, y el dueño de la tienda le dijo: "Tú necesitas a Juanito Lingo"!. Y otro hombre que estaba en la tienda, al escuchar esto, comenzó a reirse; en ese momento el turista no se aguantó la curiosidad y preguntó: "Por qué todos se rien al mencionar a Juanito Lingo? ¿Qué pasa con él?
El dueño de la tienda le explicó: Mira, aquí en las islas aún se acostumbra dar una dote cuando una preja se va a casar. El asunto con Juanito Lingo es que, siendo el mejor de los regateadores y compradores de perlas en toda la isla, pagó ocho vacas por Sarita, su esposa".
El turista pensó que eso era mucho dinero en cualquier cultura, y el dueño de la tienda continuo diciendo: "Aquí nadie jamas habia pagado tanto por una esposa, lo más que han pagado son ¡cinco vacas! El turista respondio: Debe ser muy hermosa para que haya pagado tanto", a lo que el otro hombre que estaba en la tienda contestó: "El asunto, en realidad, no es así; pues Sarita camina con la cabeza agachada y nunca sonrie, y siempre que ve gente se esconde y casi no se deja ver. Yo conozco a su papá, Samuel Karoo, y con tal de que su hija no se quedara solterona iba a pedir tres vacas y si aún eso era mucho, iba a pedir solamente una vaca".
Pensando en esto, el turista fue a la isla que le indicaron en la tienda y al llegar le pregunto a un niño dónde vivía Juanito Lingo; éste lo llevó a la casa de Juanito, la cual era la más bonita de ese rumbo. Entraron a la casa y Juanito lo saludó; el turista le explicó que quería contratarlo como guía, a lo que Juanito pregunto; "escuchaste de mí en Keniwata" Y el turista le contesto: "Sí, escuche que pagaste ocho vacas por tu esposa".
Despues de platicar un rato, Juanito le preguntò: ¡quieres conocer a mi esposa? Al turista le ganó la curiosidad y dijo: "Si ". En ese momento salió una señora de la cocina; era hermosísima, su cabello bien arreglado, tenía una hermosa sonrisa, y un brillo en sus ojos; caminaba con mucha dignidad y confianza, ella y Juanito intercambiaron miradas, entonces el turista preguntó: ¡que pasó? ¡Esto no fue lo que me dijeron!
Juanito le explicó: aqui en la isla las señoras van al mercado y platican y nunca falta una que diga: ¡mi esposo pago dos vacas por mí! ¿de verdad? ¡mi esposo cinco vacas! Tú podrias imaginar a mi esposa platicando con ellas y ¿cómo se hubiera sentido si solo hubiera pagado una vaca por ella? Por eso decidí que iba a pagar más de lo que jamás nadie habia pagado, entonces, nos casamos y cuando mi esposa entendió que era la mujer más hermosa entre todas las mujeres, que valía más entre todas ellas, algo cambio dentro de ella, hubo una confianza que nació en su corazón, hubo un brillo en sus ojos, hubo un cambio de adentro hacia afuera.
Imaginate, ¡Dios pagó mucho más de ocho vacas por nosotros! Dios nos vió en nuestra ignorancia y en nuestra falta de confianza ¡Pagó la vida de Cristo por nosotros!
Todavia se oye en las islas que Juanito Lingo pagó ocho vacas por Sarita, pero muchas más se oye por toda la tierra que Dios nos ama tanto que ha dado a Su único Hijo por todos los que crean en Él.
Cuando estábamos perdidos, nos vio y pago el precio de Su propio Hijo, quien derramo Su sangre y obedeció totalmente por nosotros, valemos más de ocho vacas,
VALEMOS LA VIDA DE DIOS.

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